Humberto Vacaflor Ganam
15 febrero 2019
El debate entre el gobierno y los bancos está para alquilar balcones. Hacía tiempo que no se daba un intercambio tan nutrido ante los ojos asombrados, aunque felizmente todavía no asustados, de los ahorristas.
La secuencia del debate, no hay que olvidarlo, comenzó cuando Asoban sugirió, con tono muy suave y civilizado, que se ajuste el sistema impuesto por el gobierno para los créditos “regulados”, de la vivienda social y la producción.
Es que, dijo Asoban, en 2018 la cartera (los créditos) creció en 12% y los depósitos sólo en 6%, que la liquidez se ha reducido y el hueco de 1.000 millones de dólares debió ser cubierto con la liquidez de los bancos.
Las primeras respuestas fueron retóricas, de parte de ASFI y sus colaboradores, de los propios y los comedidos, asegurando, juro por Dios, que la liquidez estaba muy bien.
La respuesta más torpe llegó del recién retornado Luis Arce Catacora, que otra vez está de ministro de Economía después de haberse ofrecido tantas veces. Dijo que este asunto de la liquidez menor habría que resolverlo con la repatriación de los capitales que los bancos tienen en el exterior.
Era un tono muy duro, casi de reproche a un sector que, por sus palabras, tendría que estar muy agradecido con el gobierno y evitar comentarios que pongan en duda la salud del sistema financiero en un año electoral.
Nelson Villalobos, de Asoban, replicó diciendo: “La banca boliviana se enmarca en la normativa vigente referida a la cantidad de moneda extranjera que mantiene, sea en el país o en el exterior, con el objeto de diversificar los riesgos en sus inversiones y atender las operaciones de comercio exterior”
Desde fuera del ruedo, Mauricio Ríos García define así la situación: “El hecho de que el sector se haya estado quedando sin liquidez incluso para operar de manera natural sobre todo en el sector de las SAFI y las Agencias de Bolsa, responde a fenómenos inequívocamente cíclicos de libro, creando primero un auge ficticio relativamente extendido y otro de contracción inevitable de comparable duración y magnitud”.
Y luego recomienda: “Y las únicas medidas útiles, sensatas y responsables para tratar con el problema y no solamente con los síntomas, es echar para atrás toda medida intervencionista.”
Palabras más, palabras menos, lo que estaba pidiendo Asoban.
Está lindo el espectáculo. Se parece a un circo en que dos equilibristas caminan por la cuerda floja.