Humberto Vacaflor Ganam
Más que las encuestas, las estadísticas están diciendo lo que pasa en el país y lo que deberían decidir los bolivianos en octubre. En este momento, dicen las estadísticas Bolivia se ha convertido en un importador neto de hidrocarburos.
Las cifras de enero-mayo de este año muestran que la diferencia entre las exportaciones y las importaciones de hidrocarburos eran de 12 millones de dólares, mientras que en 2018, en ese mismo lapso, había sido de 308 millones.
Lo que revela que a estas alturas del mes de julio esas curvas se han cruzado y el país ha pasado de ser exportador de hidrocarburos a ser importador. Esto no ha de variar por varios años, sino empeorar. Es inevitable.
Esto significa que los 53.000 millones de dólares que generó la exportación de gas durante el súper ciclo no fueron bien invertidos. Sólo fue una fiesta de despilfarro.
Es decir que para aumentar o por lo menos mantener la producción de gas no sirve de nada construir museos dedicados a la egolatría ni palacios suntuosos de jeques árabes ni plantas costosas que sólo sirven para que los ministros reciban millonarias comisiones.
Dice Siglo 21 que ahora las posibilidades de exportación a Brasil son muy limitadas. Un estudio de CEDLA dice que, como van las cosas, Brasil reducirá sus compras a 9 millones m3/d, respecto de las actuales, que llegan a 12 millones. Muy lejos de los 31 millones del mejor momento, cuando el precio estaba en 9 dólares el millón de BTU.
Entretanto, las compras de Argentina serán hasta agosto de 20 millones m3/d. En este momento, YPFB no puede cumplir con esas exigencias y está enviando solamente a 17 o incluso a 15 millones.
Lo que, según dice Siglo 21, es providencial porque en este momento la producción de gas llega a solamente 38 millones m3/d. Se enviarían 12 a Brasil, 12 a Argentina y 14 al mercado interno, con lo que se absorbe toda la producción.
Ni hablar de exportar a Perú o Paraguay, y ni siquiera a Brasil, porque ya no habría producción suficiente.
En suma, que es la primera vez en la historia del país que se ha convertido en importador neto de hidrocarburos. Sus importaciones son mayores a las exportaciones, y eso es lo que define la situación.
¿De quién es la culpa? ¿Quién deberá ser castigado por este pecado tan grande?
Eso lo decidirá el electorado.