Humberto Vacaflor Ganam
Los brasileños tienen muchos motivos para protestar contra Bolivia, porque es un proveedor no confiable.
No estamos cumpliendo con el gas natural, porque la producción ha caído y ahora no estamos cumpliendo con la provisión normal de cocaína por culpa de los bloqueos.
Lo del gas es un problema surgido a raíz de muy malos administradores de la empresa productora. No entendieron que cuando estaba ingresando mucho dinero, había que dejar algo para reinvertir, a fin de que el negocio continúe. Pero eso no ocurrió. Todo fue malgastado. Un despilfarro.
Ahora, de los 30 millones de metros cúbicos de gas que Brasil recibía cada día, apenas se le puede enviar 12 millones, por concepto de una deuda boliviana, y 5 mediante contratos interrumpibles.
La cocaína es un negocio diferente. Sus administradores son muy eficientes. Manejan la producción de coca protegidos por poderosos sindicatos que tienen conexiones con el poder político.
Todo iba muy bien. Las avionetas llegaban puntualmente y se llevaban la pasta o la diosa blanca, pagando al contado, en dólares, por supuesto.
Los sindicatos cobraban su parte, las federaciones tenían su cuota y el jefe de las seis federaciones recibía los óbolos, convertidos casi en un sacramento.
Pero en los últimos días algo está fallando. Las avionetas no tienen confianza para llevar la merca a Brasil por los radares que el presidente Jair Bolsonaro ha puesto en la frontera y la vía terrestre es la más usada.
Pero es esa vía la que, según Siglo 21, se ha hecho intransitable debido a los bloqueos de los que no aceptan el fraude electoral.
Para llevar la droga desde Chapare hasta la frontera, los correos deben vencer, primero, el difícil control de San Juan de Yapacaní, y luego se enfrentan al bloqueo más fuerte, el de Pailón.
Quienes quieren ir hacia Puerto Suárez deben vérselas con los bloqueos de la Chiquitania, de Roboré y San José. Son lugares ofendidos por el gobierno durante los días del infierno, pero sobre todo Roboré, que defendía la reserva nacional de Tucabaca.
La otra ruta, que va hacia San Matías, es más complicada. Se debe pasar por Guarayos, San Miguel, San Rafael, San Ignacio. No pasa ni una mosca y ni un una molécula de droga.
La economía de Chapare está afectada. El jefe de esa región, de esa economía, está furioso. Quiere acabar con los bloqueadores de todo el país. No va a poder.
Siglo21bolivia.com