Humberto Vacaflor Ganam
Los militares, por lo menos una parte de ellos, no están decididos a rendirse ante el comando masista que maneja el parlamento, algo que debería servir de lección para el gobierno.
El comandante de las FFAA, general Sergio Orellana, instruyó a los comandantes del Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada aplicar los ascensos automáticos de sus oficiales, excepto al grado de general.
Esta movida del comandante va más allá del bloqueo de los ascensos que aplica el comando masista, y se presenta como un remedio definitivo para que nunca más las FFAA vuelvan a ser manoseadas.
El abuso cometido por el cocalero Morales, y que el comando manejado por la señorita Eva Copa quiere seguir practicando, ha escarmentado a los militares y la solución de Orellana equivale a una vacuna contra el autoritarismo y el abuso del poder político sobre las FFAA.
A partir de ahora los ascensos se harán en cumplimiento del reglamento interno de las FFAA, con la meritocracia como norma, de tal modo que ascienden al grado superior aquellos que lo merecen y no los que tienen la simpatía del gobernante de turno.
Los comandantes de fuerza no serán elegidos, nunca más, de la lista de los generales que registren en su carrera el haber servido en el Chapare, sino entre los que hubieran ocupado el primer puesto en sus promociones.
El cocalero Morales había establecido como norma durante gobierno que sólo podían llegar al grado de comandantes los militares que hubieran hecho buenas migas con los cocaleros.
Y de esa manera, avanzando por ese sendero, se llegó al momento en que un general que había sido octavo de su promoción se convirtió en comandante en jefe de las FFAA: es que había estado en el Chapare, bajo el mando de los sindicatos de cocaleros.
Ahora, con esta jugada de Orellana, sólo queda pendiente el conflicto de los 27 ascensos frenados por el comando masista del parlamento. Desde Buenos Aires, el cocalero Morales envió su propia lista de ascensos de coroneles, lista que no ha sido divulgada pero que es conocida en ámbitos militares.
Este asunto es una provocación muy peligrosa del masismo a las FFAA. Es recordarles a los militares que fueron domesticados, como se vio en la humillante escena en que uno de ellos ata los cordones de los zapatos del cocalero.
Es probable que la decisión de Orellana equivalga a que los militares también han decidido sumarse a la corriente popular que hizo huir al cocalero en noviembre, corriente que ahora se está rearmando para poner punto final y definitivo a esta historia.
Siglo21bolivia.com
2 comentarios
Una persona sin preparación (Juan E. Morales) determinar como los militares deben ascender?
Eso si es una ofensa para los mismos militares, que bueno que hayan dejado de ser dependientes del poder ejecutivo.
Bien haría el comentarista en revisar la historia boliviana de mediados del siglo pasado para informarse que sucedió con el ejército boliviano cuando reprimió al pueblo del cual se nutre. ¿Será hora de poner «las barbas en remojo?