Falta de propuestas

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Humberto Vacaflor Ganam

El debate presidencial que se anuncia pondrá en evidencia, con toda seguridad, que los candidatos no tienen propuestas capaces de mostrar que son conscientes del tamaño de la crisis.
El país necesita ser reinventado, como si no hubiera ocurrido el accidentado e inverosímil descubrimiento que hizo Diego Huallpa en 1545 o el hallazgo de petróleo en Bermejo, en 1920.
Se acabó, por el momento, el extractivismo y las únicas ofertas que se escuchan es que el país debería confiar en extraer el litio de los salares, ignorando que  el futuro de las baterías de litio no es algo seguro.
La pregunta clave es si el país se habrá habilitado para recibir inversiones extranjeras, que vengan a reemplazar a las que el país mismo no puede garantizar.
No se ha escuchado ninguna propuesta sobre la propiedad plena de la tierra, imprescindible para encarar el futuro basado en el agro. Siguen las especulaciones sobre alternativas a la propiedad privada, lo que inhabilita al país para recibir inversiones.
En los últimos días, la calificador Moodys hizo un guiño al país, según dice Siglo 21.
Moodys rebajó la calificación de Bolivia de B1 a B2, lo que equivale a decir que ahora es más riesgoso que antes invertir, por ejemplo, en la compra de bonos soberanos bolivianos.
Pero, en compensación, y muy buena compensación, dijo la calificadora que las proyecciones son alentadoras y que dependerá de  lo que haga Bolivia en el inmediato futuro para mejorar su calificación.
Es decir que, sin gritos, sin alarmas, sin amenazas, Moodys nos ha dicho que votemos bien el 18 de octubre, que no nos equivoquemos, porque con el voto podremos influir para que las cosas mejoren en el país.
Y esto ultimo es muy importante porque si el país tuviera una buena calificación podría recibir inversiones extranjeras, esas inversiones que servirían para crear una nueva economía, que venga a reemplazar a la que fue demolida por el MAS, primero, y por la pandemia, después.
El elector debe tener en cuenta que ha llegado el momento de reinventar el país, ahora que nos hemos quedado sin gas natural, que no hay minerales, excepto el oro que ha sido concedido a los chinos por e gobierno anterior, y ahí está.
¿De qué vamos a vivir? Ya se sabe: hay un partido político que propone, con hechos claros, que Bolivia se convierta en un Afganistán y destine todas sus tierras al cultivo de la coca.
Es una propuesta que tiene sus riegos, comenzando por el hecho de que la fabricación y comercio de las drogas es algo prohibido por la ONU en acuerdos firmados por el país. Los otros riesgos son más peligrosos todavía: consisten en la destrucción de la moral del país, la condena a la juventud, la destrucción de la familia…
Muy raras veces se presentan ocasiones electorales en las que las disyuntivas son tan radicales, como la que se presenta ahora para los bolivianos. El voto decidirá el futuro del país, comenzando con la posibilidad de repudiar a quienes plantean la propuesta pecaminosa.
Siglo21bolivia.com

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