Humberto Vacaflor Ganam
Las encuestan dicen que el MAS perdería en las capitales de los tres departamentos de la troncal, además de El Alto, Tarija, Sucre y Potosí.
La debacle del partido que dominó la política del país en lo que va de este siglo tiene un responsable, o un culpable, y es el cocalero Morales
Un amigo me comentaba que, a juzgar por los nombres de varios candidatos elegidos por el dedo del cocalero, él ha decidido mostrar que es un hombre de mundo: hay apellidos austriacos, alemanes, franceses y serbios, casi como en las Naciones Unidas.
Dockweiler, por ejemplo, se encamina a ser derrotado en La Paz, mientras que Cronembold, otro masista de cepa, será barrido en Santa Cruz. Y así otros en Cochabamba o Tarija.
El dedo estaba equivocado, como lo señalan las encuestas. Pero parece que el dueño del dedo se empeña en cometer otras equivocaciones.
Por ejemplo, ha ido al Beni, adonde nadie lo había llamado, y dijo que si su candidato llegara a ganar, se concretaría la carretera a través del TIPNIS. Los masistas benianos le dijeron que, por favor, ya no les ayude.
Eva Copa le hizo decir que si se presentaba en El Alto, estaría decretando su propia sepultura. Pero el cocalero se presentó y su candidato, que tenía 7% de preferencias, tiene ahora 4%.
Obediente y desorejado, el presidente Luis Arce sigue los pasos del cocalero y ha optado por presentarse en todo el país para ayudar a los candidatos del MAS, pero con un mensaje perjudicial: amenaza a los electores diciéndoles que si no votan por los masistas no recibirán ayuda del gobierno central, y ni siquiera las vacunas. Chantaje puro.
Alguna fuerza negativa está dominando la campaña del MAS. El parlamento decide, por ejemplo, en plena campaña, cambiar el escudo nacional sin haber consultado con nadie, lo que se supone que pone nerviosos a los militares, que ya estaban suficientemente humillados con las historias de la wipala y el saludo de “patria o muerte”.
Y las vacunas que no llegan porque el gobierne prefiere dedicar su tiempo en la campaña y en una interminable letanía de denuncias al gobierno de Jeanine Áñez.
Los chilenos vacunan a 140.000 personas por día y en Bolivia apenas se han vacunado 300, todos masistas. ¡Por favor!
¿Es esto una campaña o una anticampaña? ¿Cuál es la intención verdadera detrás de estas actitudes? ¿Se quiere, por ventura, llegar a un vacío de poder y provocar nuevas elecciones?
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