Humberto Vacaflor Ganam
Dicen que las pestes como la actual llegan cada cien años y duran tres. Estamos a la mitad de la que fue fabricada en China.
Un informe de The Economist dice que esta peste será duradera y cuando haya pasado dejará un mundo diferente.
Por el momento los vacunados en el mundo suman 3.000 millones, y hay una relación directa entre la cantidad de vacunados en un país y sus posibilidades de poner a andar su economía.
Malasia está pasando por un momento terrible, con infecciones seis veces mayores a la de principios de año, debido a que tuvo una vacunación incompleta.
Con este criterio de evaluación, Bolivia está en una situación dramática no solo porque apenas ha comenzado a vacunar pero también porque los gobernantes siguen aferrado a las vacunas menos prestigiosas.
En cualquier momento nos anuncian que han comprado vacunas cubanas, porque el MAS no puede disociar política de salud.
La revista confirma las primeras presunciones sobre los efectos políticos que dejará la peste, y que asumen que será lo mismo que ocurrió tras anteriores pestes.
Reproduce el criterio del Nicholas Kristakis, de la universidad de Yale: • la amenaza colectiva es propicia para un incremento del poder del Estado, • el cambio en la rutina lleva a que la gente busque el sentido de la vida, y • la cercanía de la posibilidad de la muerte hace prever que aumente la audacia en quienes sobrevivan.
Cuando la gente de países ricos se refugió en sus casas, el Estado también lo hizo. Durante la pandemia, el Estado fue la principal fuente de información, el encargado de dictar normas, la fuente de dinero y, por último, el proveedor de a vacunas.
A grosso modo, en los países ricos el Estado se hizo cargo en 90% de cada dólar perdido en la producción. Los gobernantes comprobaron, con mucho placer, que sus decisiones que reducían la libertad de las personas eran aplaudidas por la gente.
Como se puede ver en el gobierno de Joe Biden en Estados Unidos, para cualquier problema, desde un crecimiento económico reducido hasta la solución de dificultades en las cadenas de distribución es la oportunidad para que el gobierno sea más activo, más abrasivo.
Si tu gobierno tenía una vocación dictatorial, peor para tí.
Y hay más alcances. Una de cada cinco personas en Italia y en Holanda dijeron a una encuesta que la gente se ha hecho más creyente con la pandemia.
En España y Canadá es fuerte la creencia de que los lazos familiares se fortalecieron.
En fin, ya pasará.
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