Humberto Vacaflor Ganam
Con el caso de los estudiantes dinosaurios queda confirmado que el MAS implantó la corrupción como forma de comportamiento personal y como método para controlarlo todo.
Con un jefe amoral, más que inmoral, ¿qué otra propuesta podía plantear el MAS a los bolivianos sino la inmoralidad como regla?
Y así comenzó a controlar todas las instituciones. Pero se cuidó de no hacer pagos con dineros propios, sino ajenos, del Estado boliviano. Son corruptos de manera coherente.
Los parlamentarios de la oposición comprados por el MAS, al contado violento, pasan de ochenta, comenzando por el que fue el último ministro de defensa del cocalero, Javier Zavaleta, que había sido elegido diputado por el Movimiento Sin Miedo y se vendió muy a prisa.
En esta legislatura, el MAS ha comprado a ocho o diez “opositores”, a los que les pagó con cargos en la directiva de las cámaras y la posibilidad de contratar a una veintena de “asesores” cada uno.
Ha comprado a los jefes del Alto Mando ofreciéndoles el control de puestos fronterizos, un invento del dictador paraguayo Alfredo Stroessner, que gobernó durante 34 años gracias a ese y otros secretos.
Los policías tienen el permiso para ser jefes antidrogas y, al mismo tiempo, capos del narcotráfico, como ocurrió con tres “zares” designados por el cocalero. Actividades muy próximas al MAS. Uno de los zares está preso en Estados Unidos: general René Sanabria. Cuando éste fue detenido, en 2011, el cocalero Morales protestó contra el gobierno de Chile. Le parecía un gesto de enemistad que el gobierno chileno facilitara la captura de un narco que llevaba una tonelada y media de cocaína.
Para el control de la justicia están los salarios extraordinarios pero también un sistema que consiste en reclutar a jueces para convertirlos en sirvientes del Cártel del Chapare. Cuando un narco cae ante la justicia, sale libre de inmediato gracias a un pago hecho al juez, quien entra en la lista de los “reclutados”, incluidos los fiscales. Es el único gasto que hace el MAS con dineros propios, no del Estado.
Paga a los dirigentes de la COB con dineros del Ministerio de Trabajo y, como se sabe ahora, paga a los dirigentes universitarios con dineros de la sacrosanta “autonomía universitaria”. Rectores, catedráticos y estudiantes fueron testigos, sino cómplices, de este sistema de corrupción plantado por el MAS en las universidades.
Ah, y también tiene “periodistas” que ocupan cargos de dirigentes sindicales durante décadas, todos muy bien pagados.
Creo que me quedé corto en esta enumeración.