Humberto Vacaflor Ganam
Las informaciones sobre la capacidad de Bolivia de producir droga sólo llegan al país desde el exterior, revelando a los bolivianos la existencia de una industria pujante, más pujante que todas las demás.
Un diputado del MAS y otro de CC se han propuesto convocar al ministro de defensa para que explique por qué razón no han sido usados hasta ahora los 13 radares franceses comprados en 2017 en 215 millones de dólares.
Habría que descartar que la razón fuera el origen de esos radares, fabricados en un país de la OTAN, una alianza que, según el presidente Luis Arce, está en guerra con Rusia.
La explicación que dio un funcionario del ministerio de defensa es que de nada serviría encender los radares y detectar con ellos las avionetas de la droga, si la FAB no cuenta con los aviones para perseguir y derribar a las avionetas que fueran avistadas.
Un fiscal masista liberó una avioneta que había sido confiscada a unos narcos, y esta semana fue usada para llevar 340 kilos de cocaína a la Argentina, con tan mala suerte que se cayó en ese país.
Lo que lleva a concluir que las avionetas de las mafias no servirían para la FAB, porque tienden a caer a tierra cuando están con sobrecarga.
Pero ha surgido la idea de que los radares sean nomás puestos a trabajar porque permitirían saber de dónde parten las avionetas de los narcos y así el país podría tener un mapa de la industria más próspera de Bolivia.
Se sabe que en Bajo Paraguá hay tanto tráfico de avionetas del narco que incluso cuentan con una pista con iluminación nocturna, porque se trata de un negocio que no puede parar.
Por lo tanto, los bolivianos vamos a seguir enterándonos de lo que hacen nuestro más activos industriales por las noticias que llegan del exterior: que 17 toneladas a España, que 10 a Alemania, que 340 kilos a Argentina, que no sé cuántas avionetas caídas en Paraguay, etc.
Además, los policías que están presos en el exterior por narcos, como el famoso exzar antidrogas o el que es solicitado ahora por Estados Unidos, que ofrece un rescate de cinco millones de dólares por su cabeza, si la tuviere.
Seguiremos así seguramente. Pero lo que sí está haciendo falta es que el gobierno se compre una brújula. Eso es imperioso.
No puedes hacer un discurso a favor de los enemigos del occidente democrático y cristiano en Bruselas. Salvo que nunca hayas visto un mapamundi ni tengas una brújula.
Y, menos todavía, firmar acuerdos ni alianzas militares con países musulmanes, sobre todo con los dedicados al terrorismo internacional.
Una brújula o GPS, pero con criterio, por favor.
Siglo21bolivia.com