EL M.A.S. PIERDE APOYO

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Humberto Vacaflor Ganam

Se esperaba que fuera un duelo de titanes este 17 de octubre, con gigantescas manifestaciones en El Alto, de parte de Luis Arce, y en Yapacaní, de parte del cocalero, pero resultó una pelea de dos grupos de pelagatos.

Los asistentes del cabildo aprobaron un documento de 19 puntos en que exigen al gobierno que siga creando empresas estatales, sin detenerse pensar en que las 72 actuales están en quiebra, según dice el economista Antonio Saravia.

Estos pedidos del cabildo confirman que los seguidores de Arce son solamente los burócratas del Estado que ocupan las oficinas de La Paz, y quisieran tener más colegas en un aparato estatal en expansión.

Dos semanas antes, en Lauca Ñ, las bases que siguen a Morales habían aprobado, en el congreso del MAS, un documento en que exigen el libre comercio de la hoja de coca, sin controles estatales.

Es decir que las bases del MAS están concentradas únicamente en la burocracia estatal y en los cocales del Chapare, algo que se ha observado en las demostraciones que quisieron dar Arce y Morales del arrastre popular que tienen.

Pero muestra que incluso en el gabinete de ministros de Arce hay quienes dudan de darle un apoyo. Los empleados del ministerio de Salud, que suman 5.000, no asistieron al cabildo de El Alto porque el ministro se había ido a Santa Cruz.

Y los cocaleros del Chapare creyeron que habían cumplido con el “candidato único” al impedir el paso de los seguidores de Arce que deseaban llegar al cabildo. Hicieron lo que el caudillo les enseñó muy bien: bloquear la carretera.

A eso se reduce el MAS, el partido que dice representar a la mayoría de los bolivianos, por lo menos como lo dicen los medios controlados por los masistas.

Pero esta visión es cuestionada por las encuestas, que dan a los caudillos del MAS, juntos, alrededor de 23% de votos para angustia de sus pocos entendidos.

Mejor que las encuestas han sido los espectáculos de El Alto y Yapacaní, donde quedó claro que el partido está huérfano de apoyo popular.

Lo que también está claro es que, no importa cuán fiera sea la pelea entre los dos caudillos masistas, la guerra contra Santa Cruz y sus dirigentes cívicos no puede frenarse.

No habían terminado de barrer la basura del cabildo de El Alto cuando la “justicia” masista anunció la próxima detención de los líderes cruceños acusados de haber organizado el paro de 36 días.

Si eres cruceño no puedes bloquear ni hacer paros de protesta, porque ese es un derecho exclusivo de los cocaleros.

La guerra contra Santa Cruz es una estrategia diseñada desde el exterior. Es un tema profundamente ideológico.

Siglo21bolivia.com

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