Humberto Vacaflor Ganam
Difícil momento para los bolivianos. Por momentos parece que tuvieran dos gobiernos y luego tienen la sensación de que no tiene ni siquiera uno.
El cocalero Morales despacha desde el Chapare. Allí recibe a cancilleres extranjeros y a la crema y la nata del empresariado cruceño.
Desde La Paz, Luis Arce mira y no se sabe si refunfuña o sonríe. En su rostro resulta difícil saber si está feliz o se siente desgraciado. Porque, además, lleva barbijo.
Que el cocalero Morales haya sido descubierto haciendo fraude en 2019 ha provocado toda esta crisis. Porque ahora él no es presidente, como hubiera querido, y quien figura como titular de ese cargo es otro, alguien que por momentos parece ausente.
El fraude fue descubierto por la OEA, integrada por 35 países del hemisferio, y fue confirmado por la Unión Europea, con 24 países, sumando 59, una mayoría aplastante de la sociedad occidental y cristiana.
Se han quedado afónicos los masistas diciendo que no fue fraude sino golpe, pero no han logrado convencer a ninguno de esos 59 países del viejo y el nuevo mundo.
Y entonces, los bolivianos no saben quién es el presidente, si el que está en el nuevo palacio de gobierno de La Paz o el que vive en Chapare.
Los empresarios cruceños decidieron presentarse en la presidencia titular, en el Chapare, porque les resulta cómodo y les evita ir a las alturas del Illimani. Pero sobre todo porque saben que en Chapare está quien toma las decisiones.
Otro cabo suelto que existe en Bolivia es si el país tendrá o no una Milicia Armada, como propone el partido del cocalero Morales. Las preguntas que surgen sobre este tema son muchas, comenzando por saber si las FFAA aceptarán compartir el monopolio de las armas con una institución que no figura en la CPE. Otra duda es acerca de quién financiará a las Milicias Armadas, si el Estado boliviano o las seis federaciones del trópico cochabambino, es decir los cocaleros de Chapare y sus socios que incursionaron en el negocio de la droga.
Y hay muchos más cabos sueltos en esta Bolivia en que no se sabe cuándo serán las elecciones, si ahora, apenas haya presentado su dimisión el presidente Arce, o en 2025, como mandan las leyes.
Y una duda que permanece intacta: ¿si estallara la tercera guerra mundial, los bolivianos serían aliados de los musulmanes, y enfrentados al occidente cristiano del que forma parte el país desde 1532?
El MAS tiene un cabo suelto más apremiante todavía: el congreso será en Chapare o La Paz. Los que proponen que sea en La Paz son los indígenas “no cocaleros”, la corriente que crece en el partido de propiedad del cocalero.
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