Humberto Vacaflor Ganam
La “estrategia” de crear un vacío constitucional, aplicada por los genios del MAS en noviembre de 2019, para que la democracia boliviana se rindiera y tuviera que llamar al cocalero que había fugado y devolverle la presidencia, resultó un desastre.
La autoría del fracaso no fue reivindicada por nadie, como ocurre con todos los fracasos, pero se sospecha que salió de los malos cálculos de un “doctor en economía” o de la mente de un exmilico expulsado del ejército.
Lo cierto es que la idea fracasó, la democracia encontró una solución respaldada por los masistas del parlamento, pero lo que nadie podía haber previsto era que el gobierno transitorio resultara tan malo.
No hizo una sola auditoría para desvelar los latrocinios de la era masista y permitió que se produjeran algunos hechos de corrupción que, frente a los del gobierno del cocalero, fueron juegos de niños, pero imperdonables de todos modos.
Todo eso es pasado, aunque no para los propósitos de revancha del cocalero.
Pero la “estrategia” del vacío ha dejado huella. El gobierno de Luis Arce la está aplicando. No hace nada y se limita a transferir competencias a los nueve departamentos.
En los hechos, Bolivia ya no es “plurinacional”, sino federal. Se ha cumplido, sin que hayan movido un dedo, los sueños de los federalistas que detestan el centralismo paceño. Además, en vista e que las “naciones” inventadas por los asesores españoles cuando crearon aquello del “Estado plurinacional”, no dicen ni pío, pues ahí estamos: somos federales.
Dice el inepto Arce que los gobiernos departamentales deberán resolver el tema e las vacunas, porque su gobierno no se las entiende. Firmó un documento con los rusos para comprar vacunas a cambio, según The Economist Intelligence Unit, de unos territorios donde existen “tierras raras”. Pero las vacunas no llegan, y no se sabe si las tierras fueron concedidas a la ex-superpotencia.
Eso sí, el inepto ha dicho a las gobernaciones y alcaldías que pueden comprar vacunas del exterior, con la condición, eso sí, de que sean gratuitas. Se lava las manos pero, el muy descarado, pone condiciones.
¿No sería correcto que las gobernaciones de este federalismo de facto tuvieran la atribución de ofrecer a los vendedores, ellas también, algo a cambio de las vacunas? ¿Alguna provincia, algún cantón, algo que les interese a los vendedores?
Ya que estamos en vías de que el Estado plurinacional dé paso al “Estado fallido” habría que considerar todas las posibilidades.
¿Esa era, verdad, la idea de quienes idearon la estrategia del vacío?
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