Humberto Vacaflor Ganam
Dice del presidente cívico de Potosí, Juan Carlos Manuel, desde la clandestinidad, que el cocalero Morales quiere derrocar al presidente Luis Arce y no solamente cambiar a sus ministros.
Nueve sectores del partido del cocalero han rechazado las medidas sobre el carnet de vacunación, logrando fácilmente que el gobierno se rinda, así como habían hecho los gremialistas contra otras medidas. Es un gobierno débil.
Si es cierto lo que dice el cívico potosino, habría que descartar que el cocalero tuviera interés en mejorar la gestión de gobierno destituyendo a Arce, pues lo único que busca es adelantar las elecciones.
La verdad es que la gestión de Arce es muy mala. Destinó el primer año de su mandato a hablar sobre el “golpe” de 2019 y autorizar una sañuda venganza del cocalero, que no se resigna a haber dejado la dictadura, a pesar de que la practica sin necesidad de ser presidente.
Como había hecho cuando fue ministro del cocalero y se atribuyó la autoría del boom mundial de las materias primas, ahora se atribuye la autoría del efecto “rebote”, a pesar de que el FMI dice que eso sería deshonesto.
Es responsable de la demora con que comenzó la vacunación, sólo porque estaba empeñado, por razones presuntamente ideológicas, en que las vacunas fuera únicamente las rusas.
Ni siquiera dio explicaciones cuando se difundió la denuncia de The Economist Intelligence Unit de que los rusos habían pedido, como parte de pago de las vacunas, la entrega de territorios donde existan “tierras raras”. Querían cobrar una libra de carne por sus vacunas, según esta denuncia.
Cerró un ojo y hasta los dos ante los avasallamientos de tierras por parte de los cocaleros y sus adelantados. Incluso vio con indiferencia cómplice cómo unos cocaleros de Chapare secuestraron a campesinos y periodistas en Guarayos y queden en la impunidad.
Tuvo que cambiar muy aprisa al Alto Mando de las FFAA en diciembre de 2020 y desde entonces ha mirado sin reaccionar cómo eran castigadas tres promociones de oficiales, que fueron excluidas de los ascensos por haberse negado, según se sabe ahora, a que en 2019 se diera un “golpe” a pedido del cocalero.
Y ahora muestra la misma indiferencia ante la orden del cocalero de que sean degradados cinco generales, algo que todavía no se ha dado sólo porque el MAS no tiene los votos suficientes en el parlamento.
En el año de gobierno de Arce, Bolivia compite con otras dictaduras de la región en cantidad de presos políticos, la mayoría de ellos militares.
Quizá será bueno cambiar al gobierno, aunque cuidando que no sea para que el dictador retorne a la presidencia, lo que podría ser sólo con un fraude.