Por Rodolfo Terragno
Columnista invitadoCLARIN
El viernes 4, Vladimir Putin y Xi Jing Pin firmaron en Beijing una declaración que podría ser el inicio de un expansionismo global concertado. Dice el documento que “las nuevas relaciones entre Rusia y China son superiores a las alianzas políticas y militares de la era de la Guerra Fría. La amistad entre los dos Estados no tiene límites; no hay áreas prohibidas de cooperación”.
Esa alianza ilimitada, donde todo vale, tiene como contraparte a Estados Unidos. China y Rusia quieren unificar sus proyectos geopolíticos y avanzar hacia Occidente. La declaración dice —en un tono que podría interpretarse como desafiante— que esta alianza es política y militarmete superior a cualquiera que la haya precedido. Es un lenguaje desusado en un texto diplomático.
Para empezar, ambos países tienen una posición común frente a los dos conflictos que amenazan a la paz en áreas cruciales: las de Ucrania y Taiwán. Rusia y China declaran en el documento que “se oponen a una ampliación de la OTAN” y reclaman que la organización, liderada por Estados Unidos, “respete la soberanía, la seguridad y los intereses de otros países”: una obvia referencia a Ucrania.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg no ocultó su preocupación ante la alianza sino-rusa y destacó en conferencia de prensa que “por primera vez, China se une a Rusia en su petición a la OTAN de que no se admitan a nuevos miembros”. Stoltenberg sostuvo que las “grandes potencias” no deben decir a otros “lo que pueden o no pueden hacer”.
Rusia, por otra parte, “reafirma su apoyo al principio de Una China, confirmando que Taiwán es una parte inalienable de China”, y se opone a “cualquier forma de independencia de Taiwán”. Días antes de esta declaración sino-rusa el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, había denunciado que la “secesión” de Taiwán está “apoyada por Estados Unidos”, y un vocero del gobierno chino advirtió que, si Taiwán avanza “hacia la independencia”, China tomará “medidas drásticas”.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha optado por ignorar la alianza sino-rusa, y en sus declaraciones continúa tratando a China y Rusia por separado. Sin embargo, esta semana dijo que “es necesario prevenir cualquier intento de Rusia de extenderse a Europa porque eso coincidiría con los planteamientos de China”.
Según informó oficialmente Rusia, en las conversaciones previas a la firma de la declaración Putin y Xi Jinping acordaron llevar adelante una “cooperación bilateral técnico-militar”. En la declaración, ambos jefes de Estado señalan potenciales conflictos:
•Asia-Pacífico. Los dos países se mantendrán “muy alertas” sobre el “impacto negativo” que, para “la paz y la estabilidad” de la región Asia-Pacífico, representa al Comando Indo-Pacifico de las Fuerzas Armadas estadounidenses. El Comando tiene base en la isla de Oahu, Hawaii, cuenta con 375.000 miembros y se atribuye jurisdicción desde la Antártida hasta el Ártico, asi como sobre la propia China, Corea del Norte, Japón, el sudeste asiático, parte de la India y Paquistán, el Océano Índico, Madagascar, Australia Asutralian y Nueva Zelanda.
•AUKUS. China y Rusia se declararon “seriamente preocupadas” por la alianza estratégica militar entre Australia, los Estados Unidos y el Reino Unido (AUKUS, por su sigla en inglés), que prevé la cooperación “en el campo de submarinos de propulsión nuclear”.
•Misiles. Las partes acordaron mantener contactos permanentes para analizar los acontecimientos de Asia-Pacífico, donde Estados Unidos -que se ha retirado del “Tratado sobre la Eliminación de Misiles de Alcance Intermedio y Corto”- se propone desplegar misiles terrestres, precisamente de intermedio y corto alcance. Pero Putin y Xi Jinping no sólo acordaron actuar conjuntamente en el plano político y militar.
Se han propuesto intensificar la coordinación económica y comercial, en lo cual ya habían avanzado antes de esta declaración política-estratégica. En 2015 habían suscrito la “Declaración Conjunta sobre la Construcción de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Construcción de la Unión Económica Euroasiática”.
• Gran Asociación Euroasiática. Esta iniciativa, impulsada por Putin, incluye “los planes de desarrollo de la Unión Económica Euroasiática (liderada por Rusia e integrada por países ex miembros de la Unión Soviética) y la Ruta de la Seda (impulsada por China). Ambas partes convinieron en en una coordinación total y efectiva de estas iniciativa.
• La Ruta de la Seda. Este programa va más allá de Eurasia. Pretende desempeñar el mismo papel que la histórica Ruta de la Seda, que en verdad no fue sólo una sola ruta sino una red vial y marítima que abarcaba casi todo el mundo conocido.
La finalidad de la nueva Ruta de la Seda es ejercer una influencia global. Los países adheridos son 146, atraídos por la posibilidad de obtener inversiones para obras de infraestructura. China ha empezado a construir, en distintos países, 41 oleoductos y gasoductos; 199 centrales eléctricas y 203 carreteras. Esto tiene una gran importancia política, porque establece fuertes lazos con los países receptores.
•El Ártico. China y Rusia decidieron “intensificar constantemente” la cooperación para promover el “desarrollo sostenible del Ártico”, incluyendo la construcción de facilidades de transporte.
•India. Con independencia del BRICS, las partes coinciden en impulsar un programa “Rusia-India-China”, que fomentará la interacción entre los tres países..
• Sudeste asiático. Rusia y China contribuirán a con la ASEAN, integrada por diez países del sudeste asiático, en sus tarea en pro de la seguridad de la región y el uso de las tecnologías de información y comunicación.
• Brasil, India y Sudáfrica. Estos tres países integran, junto con China y Rusia, el grupo identificado como BRICS. Putin y Xi Jinping acordaron expandir esta “asociación estratégica” en materia de “política y seguridad, economía y finanzas e intercambios humanitarios”.
Si la asociación con Rusia es efectiva y duradera, a mediano plazo la hegemonía de Estados Unidos quedará superada. Ambos países tienen 20% de la población mundial. El producto bruto de China (17.000 millones de dólares) es igual al de toda la Unión Europea.
En el ranking mundial, en el cual China ocupa el segundo lugar, Rusia es 11ª, pese a tener un mercado interno inferior al chino y haber soportado las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea. La ola de Oriente puede ser arrasadora.
Rodolfo Terragno es político, diplomático y periodista.