• El MAS no comete errores.
• Todo está planificado
• Quiere destruir Bolivia
Humberto Vacaflor Ganam
El gobierno masista está cometiendo demasiados errores en el manejo de la economía, pero especialmente en el manejo del dólar.
Además de mandar a la cárcel a una cambista que pedía Bs 7,40 por dólar, anuncia que a partir de ahora hará lo mismo con los ciudadanos que, habiendo comprado dólares, quisieran venderlos.
La paranoia hecha gobierno. El absurdo parece mayor si lo aplicas a las papas, a las patatas. Si las compras, debes comerlas hervidas, pero si quieres freírlas o venderlas o regalarlas, ahí entra el Estado y terminas en la cárcel.
El único caso en que el gobierno no intervendría sería si el comprador decidiera comerse los billetes, mezclados con una ensalada, un fricasé o una sopa de maní. No se recomienda acompañarlos con puré: muy seca la mezcla.
La gente cree que si compra dólares será para hacer con ellos lo que desee. Una película mostró a una joven que cometió un pecado, para mí, imperdonable: se compró un Ferrari para incendiarlo. Era otro país. La policía no intervino. Si hubiera sido un Porsche yo no la perdonaría jamás, sobre todo si es el 911.
Lo cierto es que el gobierno está cometiendo demasiados y muy groseros errores en el manejo de la economía, pero sobre todo de los dólares. Ha puesto policías para que vean a los que hacen cola para comprarlos, con el encargo de identificar en sus gestos, en sus miradas, en sus ademanes, si son cambistas, y detenerlos.
Muchos errores. Pero surge la pregunta: ¿son errores o se trata de una política deliberada para algún propósito difícil de definir?
Una excelente columna de Ronald Mac Lean Abaroa plantea que, en realidad, no son errores, sino actos dirigidos a provocar la quiebra del país, el empobrecimiento de la gente y la prevalencia de un partido único.
Si se mira bien, los cubanos que quedan en la isla son solamente unos muertos de hambre que han aceptado recibir la libreta semanal de alimentos, con un huevo para diez días, una zanahoria, tres rábanos y algunos plátanos.
Una muy querida amiga cubana me contó que en su casa de La Habana solían comer bife de cáscara de banana. Sin pimienta ni ajo, porque en la isla no existen, ni llegan en los embarques de alimentos que la burocracia comunista importa desde Estados Unidos, aunque luego hablan del “bloqueo”.
El incesante éxodo venezolano incluye a todos los muertos de hambre que han decidido buscar algún basurero con algo para elegir, porque los que tienen en su país están vacíos.
Por lo tanto, no son errores: es una política premeditada para empobrecer a los bolivianos, quebrando todo lo que funciona, rompiéndolo todo.
Los cubanos les han dicho a los masistas que no se peleen, que luchen por preservar el fraude. La consigna es: fraude o muerte.
Ellos dicen que en Cuba lo hacen desde hace sesenta años, y no falla.
No son errores, son actos de un plan bien planificado.
Siglo21bolivia.com