Humberto Vacaflor Ganam
21 de enero 2019
En vista de que YPFB tiene una producción declinante de petróleo, a tal punto que se analiza la posibilidad de cerrar una de las dos refinerías, el gobierno mira al sector agropecuario para que aporte con etanol y de esa manera se reduzca la cantidad de gasolina que se debe importar.
Dice Mauricio Medinaceli que durante el año pasado la producción de petróleo pasó de 50.500 barriles por día a solamente 35.500. Y se sabe que ahora la producción interna de petróleo apenas alcanza para producir la mitad de la gasolina que se consume en Bolivia. Y que es necesario importar 80% del diésel que se consume en el país.
Todo esto mientras el ministro del ramo dice que Bolivia pasó de la época de oro a la época de diamante o de platino en la industria petrolera, por supuesto que pensando en la campaña electoral y no en la verdad.
Gary Rodríguez, gerente de IBCE, dice que el cultivo de soya en el país se estancó: “A diferencia de Bolivia, Paraguay expandió el área de siembra de soya de 1,3 millones de hectáreas (año 2000) hasta 3,4 millones en 2017/2018, pasando la producción de 3,5 millones a 10 millones de toneladas, aumentando su rendimiento gracias al extendido uso de semillas genéticamente mejoradas.”
Mientras que “en Bolivia el área de siembra de la soya es casi la misma desde hace diez años y si bien el rendimiento mejoró desde 1,73 ton/ha del año 2005 a 2,2 en el último quinquenio con la utilización del único evento biotecnológico autorizado, la sequía e insectos hacen estragos con nuestra soya.”
La realidad es todavía mas preocupante. Paraguay pasó de destinar 900.000 hectáreas al cultivo de la soya en 1990 a 3.400.000 en 2017, mientras que Bolivia creció de 143 hectáreas en 1990 a solamente 1.090 hectáreas en 2017.
No sólo nos gana Paraguay, que tiene un territorio mucho menor que Bolivia, sino también Uruguay, que tiene un tamaño similar al de Santa Cruz. Ese país pasó de 99 hectáreas de soya en 1990 a 1.130 hectáreas en 2012.
En este ranking, Argentina está ahora en 19.350 hectáreas, Brasil en 24.938 y Estados Unidos en 30.799.
A todo esto, Rodríguez nos recuerda: “La soya y derivados es el tercer renglón más importante de las exportaciones bolivianas, luego de los hidrocarburos y minerales (no renovables). Su aporte entre el 2000 y 2018 superó los 12.000 millones de dólares por 32 millones de toneladas exportadas.”