Humberto Vacaflor Ganam
El diputado paraguayo Sebastián García dijo en el parlamento de su país: “cambio climático o no cambio climático, lo cierto es que el fuego llegó desde Bolivia”.
Estaba respondiendo al presidente de los diputados boliviano, Víctor Borda, quien había dicho que Paraguay no puede pedir un resarcimiento económico por los incendios forestales que llegaron a su territorio desde Bolivia porque fueron fruto del cambio climático que afecta a todo el mundo.
Si el caso fuera llevado a un tribunal internacional sería difícil para Bolivia negar que existe una ley específica, aprobada por el actual gobierno, que autoriza las quemas forestales y un decreto, firmado dos meses antes de los incendios, que habla de “quemas controladas”.
Lo más difícil podría llegar, en la defensa de Bolivia, cuando deban dar testimonio los bomberos extranjeros que llegaron incluso desde Europa, además Sudamérica.
Lo dramático será escuchar a los bomberos voluntarios cochabambinos que salieron escapando al comprobar, como lo dijeron a los medios, que mientras ellos avanzaban hacia un frente de fuego, surgían a sus espaldas otros frentes, provocados por “colonos”. Esos bomberos habían quedado entre dos fuegos.
Los españoles dijeron que habían comprobado, en el lugar de los hechos, que se trataba de un desastre de nivel mundial, pero que el gobierno boliviano no estaba haciendo lo que esperaba que hiciera.
Pero lo que quizá resulte más difícil rebatir serán las denuncias de los pobladores de Roboré sobre los cocaleros que llegaron al Valle de Tucabaca, un parque nacional, decididos a plantar cocales allí, muy cerca de la frontera con Brasil.
Esto muestra que los incendios eran, en realidad, parte de un plan destinado a ampliar los cultivos de coca y llevarlos hasta las narices del país donde viven los mayores consumidores de cocaína de las Américas.
Los argumentos que podrán usar los paraguayos en ese caso suman y siguen. El gobierno del MAS acaba de informar que no aceptará cambios en la política de dotación de tierras fiscales en territorio de Santa Cruz, lo que significa que los territorios quemados ya tienen dueño, sin importar lo que pueda decir la gobernación de Santa Cruz.
Por estas y otras razones, quizá sea mejor que el gobierno boliviano se prepare para pagar los resarcimientos que pide Paraguay por los daños provocados por los incendios descontrolados.
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